domingo, 7 de septiembre de 2008

Y mi mundo sigue girando...

Ha sido un fin de semana inesperado, un fin de semana casi de locos. En tres segundos ha cambiado gran parte de mi perspectiva, mis miedos se han transformado y mis sueños han revivido. Ahora más que nunca sé que no quiero estar sola.
Son de esas cosas que uno nunca ve venir, pero cuando ocurre todo se le viene a la cabeza. Mi familia, mi vida, las personas que me acompañaban, aquella persona que no le dije lo que pensaba, lo que falta por hacer. Y es que nadie quiere que ocurra. Cierro los ojos e intento recordar cosa a cosa, detalle por detalle lo ocurrido, pero solo encuentro pequeñas lagunas. Vidrios por doquier, sangre, el temor, la mirada impávida y fría del susto sin procesar, la sonrisa nerviosa y casi inoportuna de quien asume que lo pasado pasó, y la mirada incierta de quien recapituló intentando descubrir que falló.
Los comentarios , las especulaciones, el ruido de un lugar desierto que despertó con el choque de armazones de acero adornados con destellos de vida humana. El buen samaritano, el chismoso, el bandido, las supuestas víctimas y los que sin querer se convirtieron en victimarios. A lo lejos se escuchan las sirenas, y en cuestión de segundos están presentes las ambulancias. El temor se apodera de mi ser. Busco un abrazo, intento no llorar, no desesperarme. Observo la sangre que adorna mi brazo, una y otra vez me pregunto si estoy herida. Aún no lo creo, el miedo se apodera de mí. Observo el carro y los vidrios alrededor. No alcanzo a pensar en las personas que chocaron con nosotros. Por fin encuentro un abrazo, un poco asustadizo, un abrazo que intentaba calmarme y calmarse así mismo. Ha pasado lo peor, estamos vivos.

2 comentarios:

tavro dijo...

stayin´ alive :P

Anónimo dijo...

Dios cuida de ti.