lunes, 21 de mayo de 2007

M-Ú-S-I-CA

“La vida es inútil sin la música.” Nieztche.

Definitivamente la música mueve el mundo. Cuando Arquímedes dijo “dame un punto de apoyo y moveré el mundo”, ciertamente debió referirse a la música. La música es como el amor, todos la sienten sin importar limitación, algunos más que otros, claro está. Supongo que deberás pensar y en el caso de los sordos qué sucede, pues ellos pueden bailar sintiendo las vibraciones que producen los diferentes compases. Sí, la música mueve el mundo.

La hay para todos los gustos, para todas las ocasiones, desde las más lúgubres y tristes hasta las más alegres. Ricos y pobres tiene acceso a esta, y en ambos puede traspórtalos a distintos mundos imaginarios donde cada uno es el protagonista de su propia historia.
Es de amores y odios, pero nunca es indiferente. Viaja en primera clase, y llega a los lugares donde ni la cruz roja tiene acceso. Se puede hacer con los dedos, chocando las manos, con la voz, incluso con el roce del viento con una hoja de un árbol.

La vida es una completa mezcla de sonidos que colorean el día, creamos ritmos casi sin darnos cuenta, pequeños ruidos inconscientemente los transformamos en melodías.
Hay melodías pegajosas, esas que no nos gustan pero terminamos tarareando todo el día. Otras con un mensaje profundo, una protesta, una oda al amor, hasta una alabanza.

La hay de todos los tipos, canciones de cuna, canciones de moda, gingles o cuñas musicales.
Si, a mi me tocó el gingle de la gallina Maggy, ese que decía “de este a oeste, de norte a sur…”, o el de caladryl “si te picas, si te rascas…”, o el de Café sello rojo, ese despierta tu sentido patriótico, cuando lo oyes definitivamente te sientes más colombiano “un granito de café al espejo se miró…”.

Cada canción transporta a un mundo de recuerdos, al escucharlas revives épocas, y aun cuando muchas son poco profundas en cuanto al significado de sus palabras, es tan poderosa que te hace recordar incluso aromas.

Mis quinceañeros fueron con canciones del Joe como Mini- mini, sabré olvidar. O Proyecto uno con 25 horas al día, esa era la canción del cuadre seguro. Que a propósito de los quinceañeros hay música que nunca falta, que viene desde los papás de nuestros padres, si las canciones imperdonables en las serenatas, aquella que se me escapa el nombre pero dice algo como que todos los padres cuando saben que sus esposas están embarazadas quieren que sea un niño, pero nace niña. Esa nunca falta, y pone a llorar a todos los presentes.

Y si sigo transitando por los callejones de los recuerdos encontraré tantas otras melodías y sonidos llenas de distintas representaciones para cada persona. “Porque me vale, vale, vale , me vale todo”, ese el himno de esta generación!!!

Este blog es una invitación a recordar la historia musical de cada cual, aquellos que son de mi época o contemporáneos, pues la invitación es doble, los incito a revivir conmigo aquellos tiempos de colegio y primeros semestres de universidad, y a mencionar las canciones que hacen parte de nuestra antología musical.