Nuevo día...

Comienza otro día. Me parece increíble que amaneciera si apenas hacía unos pocos segundos recuerdo que recostaba mi cabeza sobre la almohada. El reflejo a esta hora tenue y casi sin brillo muestran que hoy será un día de sol, un día de calor. Ya es hora de levantarse, intento no seguir la rutina, por lo menos pisar con un pie diferente para impregnar de otros aires este nuevo día. Misión fracasada, casi sin pensarlo he tocado el suelo, y cuando intento evitarlo ya la el blanco y negro que adorna el frío cemento lo confirma. Ni modo, toco levantarse. Respiro profundo y pego una carrera al baño. Rápidamente meto mi cuerpo, que aun conserva la temperatura cálida de mis sábanas, debajo del agua, intento no pensar sólo terminar rápidamente aquella actividad. Otro día más de trabajo, las mismas caras, las mismas quejas. Me arreglo, si a eso se le puede llamar arreglarse, agarrándome el cabello por la mitad, el día no esta para tenerlo suelto. Sonrió y me convenzo a mi misma que hoy va a ser un buen día. Llego sonriendo he intento contagiar a l as personas con mi buen humor, la mayoría me pregunta por mi ausencia en días pasados, vuelvo a sonreír y digo un pequeño accidente como si se tratara de caerse de la bicicleta. Remato con la frase, pero “estoy bien, todos estamos bien”. Y es cierto estamos vivos, y con ganas, y con más ganas que nunca.