domingo, 22 de abril de 2007

Cómo el mundo sigue girando

Recuerdo aquel tonto juego que practicaba cuando niña, si aquella ronda que haciamos con el fin de que el otro con quien jugabamos pareciera estúpido, pero en realidad ignorabamos que aquella ronda infantil tiene una verdad universal impicita, explicita, ahí. "El mundo gira, gira, gira, y el bobo mira, mira, mira."
El mundo sigue girando para todos, no se detiene, somos nosotros quienes nos empeñamos en estancarnos, ya sea para olvidar el dolor, por ocultar los problemas o simplemente para crear resistencia al cambio. Pero aun cuando no quisieramos el mundo sigue girando, este no se detiene, más contaminado, menos vivible, quizá más asfixiante. Muere el romanticismo, mueren las costumbres, acaba la misma vida.
El vacío es más grande, todo lo que creíamos imposible empieza a ocurrir.
Dentro de toda esa desolación revive la esperanza, la esperanza de que mientras este mundo siga girando hay un motivo más para levantarse y continuar.
Y es que es un principio universal, si el mundo gira, gira, gira, pero esta vez no es precisamente el bobo quien lo mira.