domingo, 15 de mayo de 2011

Por hoy seré yo, el universo y tú.

Un vez, cada tanto, nos encontramos a nosotros mismos en el lugar exacto donde iniciamos la búsqueda.Estamos ahí intentando llenar los vacíos que surgen en medio de la rutina, esa que sin querer nos absorbe robándonos parte de la vitalidad. Tomamos aire intentando oxigenar más que nuestra mente, y aprovechando una corriente de valentía volvemos al ruedo. Decidimos arriesgarnos.
Y es justo durante esos momentos en que empezamos a ver cuan diferentes son las cosas y que la esperanza de ser mejor cada día la interiorizamos más y más. Y vuelven los colores, las sonrisas cómplices y las solitarias. La música empieza a tomar otro significado y la tristeza parece una palabra desconocida en nuestro diccionario.
Todo a lo que renunciamos en el pasado parece justo ahora y el corazón se prepara para nuevos momentos felices, para atesorar a nuevas personas. Esas personas que sin ellas saberlo ni yo decidirlo llegaron para quedarse y propiciar bailes de sonrisas y miradas encontradas.
Nuevamente empiezas a preguntarte qué tal si... y de inmediato el cerebro crea mil complementos para la frase. Miras alrededor y te das cuenta que quienes te quieren siguen ahí y que unas cuantas personas más han empezado a quererte. Indudablemente las lágrimas te hicieron más fuerte y los momentos amargos te prepararon para disfrutar la dulzura del presente.
Dejas de pensar en ese olor que tanto disfrutabas, aquellas canciones que marcaban el inicio de la mañana pierden el colorido de sus notas, y te dispones a crear otros recuerdos.
Por eso te pido que solo por hoy me dejes ser yo, el universo y tú. Ven, viaja conmigo a un mundo donde no tengo respuestas pero estoy dispuesta a hacer pocas preguntas.