jueves, 27 de noviembre de 2008

¿A qué huele el cielo?


Foto tomada por: Dani

La misma sonrisa pícara y tímida a la vez, el aroma, esa aroma que se apodera de cada poro de mi piel, su voz, indudablemente era él. Cada sentido lo recuerda, lo reconoce, aun cuando la memoria juró enterrarlo en lo más profundo del olvido.
Es él y no hay duda, aun cuando mis labios no tienen claro el camino hacia los suyos. La tranquilidad que solo me brinda su presencia, esa necesidad de protección que su sombra salvaguarda sobre la mía.
Y la moral que arraigada en sus necias convicciones me impiden unos minutos en el paraíso, me alejan de unos cuantos minutos de felicidad por evitar algunos días de lágrimas, ella sigue firme en su promesa de alejarme de la caída, pero como deseaba caer.
Vuelvo a sonreír, hasta yo me creo las sonrisas, hasta yo me he creído mis palabras. Quizá así sea mejor, debo cumplir la promesa de continuar, sigo siendo viajera hacia nuevos sueños, nuevos brazos, nuevos besos. Sigo despierta, sigo intentándolo. Aun deseo esos segundos en el paraíso, pero una elección tras otra. Quisiera que el sueño me venza para no sobredimensionar la situación, para darle un respiro a mi cerebro, para disfrutar del frío de esta lluviosa noche. Es hora de reinventar incluso los sueños. Días como hoy me vuelvo a preguntar a qué huele el cielo.